Hace mucho tiempo, cuando las ranas tenían pelo y las
ballenas bailaban seguidillas, había un lobo solitario. A este lobo le echaron
de la manada cuando cumplió los 2 años. No se sabe porqué pero desde ese
momento lleva sobreviviendo a base de lo que cazaba y de lo que dormía cuando
no cazaba o comía.
Un día llegó al límite de un bosque encontró un corral
lleno de ovejas. Le entró mucha hambre pero se contuvo porque luego sería
perseguido por los humanos y eso no era bueno ya que si o si te encontraban.
Estuvo varios días cerca del corral, al principio las ovejas se asustaban y se
apartaban pero poco a poco se tranquilizaron y volvieron a la vida normal. Un
buen día se acercó un cordero a hablar con el lobo:
-¿Por qué estás aquí todos los días?
-Porque no tengo otra cosa que hacer – le contestó el lobo
de mala manera ya que le había despertado.
-Pues estas perdiendo el tiempo, podrías estar con los
hombres ganándote su amistad.
-No, me dan miedo aunque no me hagan nada.
Después de esta conversación, cada vez un mayor número de
ovejas se acercaban a hablar con él. Así acabó contándoles hazañas a los
corderos y a su vez las ovejas le contaban al lobo todo lo que veían del hombre
y le intentaban convencer para que se fuera con él.
Cierto día de tormenta cayó un rayo cerca de su cubil, al
principio no se asustó hasta que empezó a sentir el aire enrarecido, salió
fuera y vio un incendio que avanzaba hacia él.
Retrocedió hasta el corral pero cuando iba a seguir huyendo
se encontró con el poblado de los hombres. Al final se quedó atrapado, al lado
del corral, por un lado el fuego y por otro a los hombres. De repente escuchó a
una oveja que le decía que saltara al corral. Hizo lo que la oveja le dijo y
nada mas entrar, los hombres salían de sus casas para liberar a las ovejas. Las
ovejas tenían un plan, las dos más grandes se colocaron a los lados del lobo y
así se mantuvieron hasta que perdieron de vista a los hombres. Después de darle
las gracias a las ovejas se fue a la montaña.
Se cuenta que durante muchos años este pueblo no tuvo
problemas con los lobos y cuando alguna oveja desaparecía enseguida, no se sabe
cómo, volvía de nuevo al redil.
-Y por eso te digo, nieto, que no todas las personas son
iguales y que si haces favores a alguien lo más probable es que te devuelva el
favor- dijo el abuelo.
-Abu, me puedes contar algún cuento más por favor-dijo el
nieto
-No, no puedo, no me queda ninguno más.
FIN